La paloma es un animal que ha sido simbólico a lo largo de la historia, por eso, al pensar en ella se nos pueden venir a la mente sus distintas facetas. Haciendo uso de su gran sentido de la orientación, la paloma ha sido popular como paloma mensajera desde la antigüedad. Es por ello que fue la elegida por Noé para traer el mensaje del fin del diluvio y, con ello, la paz en la Tierra, convirtiéndose así en símbolo de paz. Además, es emblema de la pureza y la inocencia, imagen del Espíritu Santo.
La paloma, desde los tiempos más remotos de la historia de la humanidad, es considerada un animal sagrado. Estas transmitían su poder a las esencias del culto e incluso a las mismísimas deidades y, tanto es así, que podemos verlas posadas en las cornisas de los templos, en las vidrieras, pinturas… la creencia es que consagran los lugares donde se posan. La paloma preside el retablo en la iglesia de San Andrés de Teixido.
En la mitología griega la paloma se nos presenta con dos semblantes perfectamente definidos, conectados los dos al poder y al espíritu de la romería de San Andrés de Teixido: el amoroso o amarorio y el funerario o mortuorio. Por ambos motivos puede aparecer este amuleto en el ramo de los romeros.

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